Me educaron en la creencia de que querer es poder, de modo que pasé la infancia convencida de que llegaría a astronauta. Por lo visto no quise lo suficiente, porque acabé licenciándome en Periodismo. Tras las típicas y tópicas, más o menos pagadas, prácticas en medios de comunicación, tuve la osadía de fundar una revista de agricultura y paisajismo. La verdad, no me fue mal. Hasta que llegó la crisis a exigirme poner dinero en lugar de ganarlo. Y, claro, querer no quise. Con mucha lágrima y escaso remordimiento la cerré y me dediqué a escribir discursos de boda, artículos comerciales…
En ese camino andaba cuando me ofrecieron diseñar un curso de escritura y participar como secretaria técnica en la organización de un congreso internacional de bioingeniería del paisaje. En el camino perdí una muela y descubrí un par habilidades que ignoraba poseer y a cuyo desarrollo no he querido renunciar. Y en eso estoy ahora, en plan freelance: periodista, redactora, secretaria…